El pasado fin de semana, los días 23 y 24 de septiembre, nos desplazamos, como cada año, a la legendaria sala Hard Club de Porto para asistir a sin duda una de las citas más importantes del año.
Desde su primera edición en 2011 hasta hoy, AMPLIFEST ha sido un faro para aquellos que buscan explorar lo desconocido y sumergirse en un rico y vasto océano sonoro.
Como fiel asistente a todas y cada una de sus ediciones, conozco bien el lugar y las maneras de este evento del que André Mendes y su genial equipo de Amplificasom son artífices. Nunca defraudan, saben lo que hacen, y nadie puede discutir que se trata de un evento genial, elegante, con criterio, bien hecho en forma y fondo... pero sin duda la pasada "edición doble" (excepción bi-semanal tras el standby que causó la pandemia) dejaba un listón demasiado alto. Sin duda no sería justo compararlas, pero, sí se notan cambios en los últimos años y no todo es para bien: Precios desorbitados en barra y merch, aumento de asistencia y tumulto, y cierto elitismo que no se advertía tanto en ediciones anteriores.
Antes de adentrarnos en detalle en el line up de este año, conviene recordar la increíble localización de la que presume este festival, en el antiguo edificio de lo que fue el emblemático mercado Ferreira Borges, con sus dos salas (con aforos de 400 y 1000), restaurante, y sus enormes terrazas, en los que pudimos disfrutar de los pertinentes saludos y abrazos a viejos amigos y habituales del fest. En los pasillos, una exposición del artista Zé Burnay, la craft beer del sponsor Beerfreaks, el puesto de merch oficial y los habituales del mercado como Mondo Negro, Credo quia Absurdum, etc., entretenían y daban color. Un clima cuasi veraniego rubricó este evento que, a pesar de ofrecer menos "grandes headliners," no defraudó en su habitual eclecticismo.
Mi profesión y mi condición de autónomo y padre no me permitieron este año asistir a la apertura del viernes, que este año ofrecía una reducida programación extra, así que vamos a por los dos días importantes de festival.
Un clásico de Amplifest es ubicar a primera hora nombres importantes del cartel, para obligar a todo el mundo a ser puntual, lo cual no fue en absoluto mi caso.
BIG|BRAVE abrían la primera jornada llenando la sala "BüroStage" de humo y de su habitual atmósfera opresiva, su voz única, en un sustain trepidante que nunca llega a explotar. Pudimos ver a los de Montreal super empastados y frecuencialmente más complejos ahora con su nueva formación de 4 miembros. Gran dominio de la dinámica, el uso del ruido y el silencio.
Se hizo difícil ya a primera hora reubicar a todo el fandom ávido de música de la sala grande a la pequeña, la "BeerFreaks Stage," donde se agolparon para ver el show de los alemanes ELLEREVE. Una propuesta nada nueva y bastante lineal pero más que apta para los seguidores del neo-goth y el dark folk, Emma Ruth Rundle y derivados.
La gran sorpresa, a mi juicio, vendría de la mano de ASHENSPIRE, una excéntrica formación de Glasgow que "sin duda no dejó impasible al respetable" XD. Ritmos atropellados, saxos locos y una pátina ruidista (quizá demasiado harsh) que fue mejorando a medida que avanzaba el setlist y el técnico de sonido nos iba aclarando el cuadro. Una propuesta moderna, diferente y rabiosa a pesar de conformarse de retazos de todo lo que ya conocemos. Muy buena actitud que se reflejó en una gran ovación del público.
Lo de HETTA fue una auténtica locura. Muy cómodos sobre las tablas de Hard Club como buenos portugueses, no tuvieron piedad con nada ni nadie. Como es costumbre en este estilo entre posthardcore y powerviolence, las melodías brillaron por su ausencia, pero enamoraron con su energía, su descarga extrema de rabia y decepción, pero con muchas ganas de fiesta, y fueron los primeros en mover el pit a su voluntad.
En la afluencia a la sala grande se notaba que la próxima banda, MUTOID BAND de Brooklyn, formada por miembros de Cave In, Converge y High on Fire, generaba bastante hype y, como era de esperar, estuvieron muy a la altura. Una máquina engrasadísima que no se salía ni un centímetro de la pauta. Buena ejecución, buen sonido, buena actitud, y un público entregado. Pena que no me gusten nadita. Ya sabéis, gustos!. Mención especial para la cover de King Crimson, mu rico.
Al señor SIR RICHARD BISHOP me habría gustado verlo en otras circunstancias la verdad, se me hizo aburrido, soso, quizá para ese momento de la tarde... aunque nadie dude de su talento a las 6 cuerdas. Progresiones armónicas trabajadas, quiebros inteligentes... muy de Michigan pero con reminiscencias indúes, folklore balcánico e incluso flamenco... buen plato para guitarristas.
Ya bien caída la noche, sabíamos que los franceses CELESTE venían a propiciarnos un buen zapatazo en el pecho. Como de costumbre, su mix de double-kick y screams por encima de todo animó al público más metalero, y ese nivel más bajo de melodías de guitarra que tanto me molesta desapareció al irme a primera fila, donde pude comprobar el sonidazo que sale de las válvulas de sus Orange. Bravo. Nada nuevo bajo el cielo, pero un show "strong and clean."
Nadie puede negar que HEXVESSEL saben hacer música, saben componer y saben tocar, pero también es cierto que les gusta jugar al cambio y te pueden dejar bastante desconcertado. Esta formación de Helsinki con miembros de Grave Pleasures, Dark Buddha Rising y un largo etc., nos mostraron su lado más blacker, como cabía esperar tras su último álbum Polar Veil, dejando atrás su faceta más folk-rock, la psicodelia y otros sonidos retro. Una rebosante sala pequeña que expulsaba gota a gota a los asistentes que ya empezaban a denotar algo de cansancio.
Media noche, era la hora de los adalides del género, los belgas AMENRA y su turba de devotos, que por supuesto hicieron del concierto una experiencia incómoda, hasta el punto de no ser posible entrar apenas unos metros en la sala para fotografiarlos. Como buenos beatos en las fiestas del Rocío, los fervientes feligreses de la Church of Ra se apretujaban muy nerviosos, tenían claro que nadie les iba a alejar ni un centímetro de su adorada virgen, era su momento de gloria, su salvación. Así que tomamos la decisión más inteligente, pasar a drogas más fuertes en un intento de salvar la jornada, y así fue, disfrutando a nuestra manera una vez más del característico muro sónico ritual en blanco y negro, esta vez a mi parecer quizá la más lineal y mediocre de las 8 veces que los he visto en directo. Para más detalles sobre dicha experiencia mística, sobre el setlist o demás efectos de la visión mariana, seguro tenéis otros 325 blogs donde os lo contarán más detallada y fervientemente.
Tras airearnos un poco, y por qué no decirlo, del consumo exagerado de sustancias, volvimos a la lucha a capa y espada contra la agobiante situación, nos permitimos el lujo de pasar por el show de NECRO como quien tropieza en un Walmart (una pena ya que me encanta su LP. Solo diré que el live no era muy fiel al disco), y terminaríamos la noche dando auténtica vergüenza en el "DJ Set solo para pacones" a cargo de Jaime Gómez Arellano y Sam Loynes (Voices, Anaal Nathrakh), quien me dedicó un especial "appreciation post", que os hará entender perfectamente la gravedad del asunto.
Salimos a gatas a ultimísima hora y sin ser muy dueños de nuestros propios cuerpos, junto a las trabajadoras de seguridad y limpieza que nos barrían con sus escobas como a restos de un naufragio, igual que huyen las ratas cuando el buque se hunde. Gracias, Amplifest.
La segunda jornada del festival, domingo día del señor, y tras más complicados y surrealistas capítulos de la noche previa que no pienso relatar aquí, decidí plantearla de un modo totalmente diferente, así que tras dormir poco más de 2 horas y recuperar los enseres perdidos (apenas la dignidad), asistí vespertino a la pronta apertura del festival (al documental no eh, estamos locos?) preparándome para acometer la batalla totalmente sharp, clean, y así fue, ni una gota de alcohol ni de ninguna sustancia en todo el día, por lo que el resto de la crónica será mucho más aburrida, avisados estáis.
Lo cierto es que tenía bastantes ganas de ver cómo defendían el directo AEVITERNE; su álbum es genial, con agradables influencias de Emptiness, Ulcerate, o incluso Gorguts..., pero entre el agolpe de los fans una vez más, que seguridad no me dejaron entrar con mi taza de té, y que el show apenas duró 30 minutos, pues digamos que la experiencia se quedó en anecdótica. Auguro un futuro prometedor a estos neoyorquinos, para fans de Imperial Triumphant, Portal y demás bandas para gente con tímpanos gravemente dañados.
Entro de nuevo con mi café expresso (nunca tomarás un café malo en Portugal) a la sala BÜROSTAGE esperando a DAVID EUGENE EDWARDS ofrecernos su show en solitario, y cuál es mi sorpresa cuando lo veo acompañado de su partner a las máquinas (que por desgracia en este caso no se trataba de su amigo Alexander Hacke de Einstürzende Neubauten, pero que estuvo igualmente a la altura). Synths, rhythmic pads, noise fx y voces ultraprocesadas acompañaban esta vez al líder de Wovenhand/16 Horsepower y su inconfundible voz, un gurú del género del que ya habíamos disfrutado en otra ocasión en Amplifest. Arrancaban así su tour europeo, con un show elegante, fino, completo, con las ideas claras, sonidazo crystal-clear y un delivery insuperable que solo hacía que mejorar según las visuales proyectadas nos descubrían el simbolismo figurativo de su nuevo trabajo. High quality, man. Frescor y terciopelo para mis oídos y neuronas. Bajo mi criterio, uno de los highlights del festi.
Como en todo festival, las comparaciones son odiosas, y se hizo difícil adentrarse ahora en el gig de HILARY WOODS, más en la línea de su último sencillo, un drone básico y aburridísimo, bastante deficiente a nivel técnico, que poco tuvo que ver con su dark folk de 2018. Esperaba otra cosa, supongo que fue una fecha poco agraciada por los motivos que sea, no aguanté más de 25 minutos.
Aproveché para subir a uno de los AMPLITALKS de este año, en el que los "cult leaders" Anderson y O'Malley (Sunn O))) nos explicaban con detalle todo lo que ya sabemos desde hace décadas. Creo que hasta vi gente tomando notas, impresionante.
Era el momento de descubrir a DIVIDE AND DISSOLVE, el dúo de Melbourne que sin duda conectó con el público amplifester. Muy buen rollo, la perpetua sonrisa de su guitarrista-saxo soprano Takiaya Reed, y su muro de ondas (dos stacks de guitarra y dos de bajo) que profesaban un sonido crunch muy poderoso, aunque nada nuevo. La fórmula clásica del funeral doom más básico solo se rompía con los pasajes de saxo que daban buen respiro, en resumen, una de cal y una de arena: Melodías insulsas, baterías de biblioteca (aunque bien ejecutadas por un "no-full-member" que sustituía a la co-fundadora Sylvie Nehill que ha abandonado el proyecto) se equilibraban con la fuerza, la humildad y la buena actitud con la que enamoraron al público, creando un vive de los más positivos del festival.
El cuento tradicional danés ESBEN AND THE WITCH da nombre al trío de Brighton que entrábamos ahora a ver en el "BeerFreaks Stage". Muy británico todo, el acento, el outfit y la languidez del show. Agradables, sí, y con momentos brillantes, pero que muy acomodados en su fórmula easy-listening iban poco a poco apagando mi interés.
Y a esta hora ya de la tarde, con el sol bajo que nos regalaba su mejor "golden hour", y las más apasionantes conversaciones de terraza (otro detalle característico de este festi es encontrarse a los artistas entre el público, y tener la oportunidad de conocerlos en persona y/o compartir impresiones.
No es algo que pase en todos lados), llegaban KEN MODE desde Canadá iniciando también aquí su tour europeo.Y aseguro que la sensación fue todo lo contrario: ensayadísimos, parecía que fuera la última fecha de un larguísimo tour en el que se hubiesen fundido como un engranaje perfecto, coordinación absoluta de sus 4 miembros, en un setlist super estudiado y rebosante de energía. Sonidazo y una entrega total al show que puso los brazos de todos mirando al cielo, incluso un inesperado pit central que no veíamos moverse desde la tarde anterior. Mi mención especial a Kathryn Kerr (la amabilísima saxofonista/electronics con la que después estuvimos hablando un rato) que no dejaba espacio al silencio, con muy buen gusto, en un concierto frenético pero muy muy disfrutón. Como su propio nombre indica: Modo "Kill Everyone Now".
Algo cansados ya de todo el fin de semana, tenía bastantes ganas de ver a HIDE y su performance irreverente. Pero lo más irreverente resultó ser una chica del público que, al verme levantar el móvil, me atacó con su brazo para tirármelo, mientras gritaba en un inglés indistinguible "¿what 'r u doing!? ¡Don't take pictures!". A lo que obviamente respondí "Well, but It's my job, so fuck off" (Pues si, una chica random del público, no de la organización ni del equipo de la sala, ni de la banda, sin saber si yo entraba como press o pùblico, agarrándome mi móvil de manera violenta y sin ni una mínima introducción o explicación. Ojiplático me quedé, y digo yo, si no se les comunica en la entrada a los fotógrafos cómo se supone que debemos saberlo?). Perplejo, me adentré más y es cuando uno de los fotógrafos acreditados se acercó a mí y muy educadamente me explicó que la banda había pedido apagar las cámaras igual que las luces de escenario dejando solo un incómodo strobe. Le di las gracias, así es como se comunica una persona normal. Agradecido y humillado, me quedé atrás y no duré más de 10 minutos en un show super básico y bastante escaso de interés musical, aunque con un nada mal sonido por parte del responsable a las máquinas.
Quiero aprovechar para abordar el tema del "elitismo" al que me refería en la introducción de esta crónica, y a esta "pretenciosa superioridad moral" que no demuestra sino una evidente falta de experiencia, empatía y formas. El gesto de esta chica es algo que no había visto en 30 años de conciertos. Pero no solo es este, sino otros tantos gestos de los que empiezo a estar bastante cansado ya: De los creadores de "shhhh, que nadie hable que no escucho" llega el nuevo grito en comportamientos de mierda en un bolo: "apártate que no veo" dice un joven sentado en una escalera. Y no lo digo yo, no hago más que acumular testimonios similares de compañeros, profesionales del sector y gente con muchos años de conciertos a sus espaldas a todos los niveles.
Y es que Amplifest ha sido desde que existe mi festival favorito, y como digo está tornando en algo que, NO por la gestión impecable de sus comisarios, sino por la tardía suma de cierto fandom pseudo-intelectualoide que se habrá cansado de sus otros festivales indie-alternative y/o stoner-doom, que pretenden convertir este evento en una especie de cónclave ritual secular, autoritario y homogeneizador, ligeramente desagradable. Un evento cultural público no es un club, ni una secta, ni una asamblea, ni un debate, ni una escuela. Si estás leyendo esto, y te cruzas conmigo en futuras ediciones, te ruego que no te acerques para educarme e incluirme en tu logia, porque no tendrá ningún calado. Y al resto de los asistentes habituales, que en su 90% son gente maravillosa, por favor hagamos de los festivales un safe place en el que nadie tenga que decirte quién ser, ni cómo comportarte, dentro de los obvios límites del respeto, la empatía y la convivencia.
Poco más cabe decir a partir de este momento, en el que de nuevo la marea de ropa negra se apresuraba a ubicarse para el auténtico superhype de la cita: SUNN O))). Y es que por todos es sabido que los de Seattle portan el cetro de reyes del drone-metal desde hace muchos años, y la verdad, sus razones tienen. Han creado algo único y que ha generado toda una raza de followers entregadísimos dispuestos a pagar lo que sea por una pieza de merch (camiseta 40€, hevilla 75€...) y/o lo que sea por un ticket para exponer sus organismos a dos horas de temblor en el pecho como si de una "plataforma vibratoria fitness" se tratase. Un megastack de 10 amplis de guitarra Sunn model-T y 6 Ampegs SVT de bajo, o sea un total de 16 fuentes de potencia para sus guitarras barítonas (+ la P.A. obviamente), y una puesta en escena muy bonita que arropaba a dos clones del emperador Palpatine, perfecta para gente fácilmente impresionable. Como dije, no voy a desgranar nada que no se haya dicho ya. Igual que en las 4 ocasiones que he tenido de verlos, disfruté de unos 30 minutos del mismo buzz contínuo, y me parecieron más que suficientes. 2023: “Más Amplis, Menos fest.”
Nos vemos en la próxima entrega!
FOTO: Ana Lamm