¡Muy buenas! Acaba de llegar a mis manos el nuevo trabajo de Otus Scops, un grupo de Luarca (Asturias) que se define como “el trío de rock más limpio y potente al este del oeste”.
El grupo nace en 2012 como un trío de Rock instrumental, principalmente interpretando clásicos y versiones de la música Pop, Rock, B.S.O de los años 50 en adelante. Su sonido se caracteriza por no tener prácticamente distorsión en la guitarra y ser por momentos elegante, contundente, limpio o salvaje cuando la situación lo requiere.
Esta formación tuvo su origen de manera un tanto curiosa, ya que sus componentes provienen de bandas con estilos sustancialmente diferentes, pese a ello, los tres son músicos experimentados y curtidos en mil batallas de la escena asturiana, ya que como ellos mismos aseguran, su especialidad es el directo, en el que nunca defraudan y siempre sorprenden. El nombre del grupo Otus Scops es también el nombre científico del autillo común, un ave migratoria que en determinadas épocas habita la península ibérica, escogieron este nombre porque reconocen, que como el ave, ellos también son algo bohemios, nocturnos y divertidos.
Ellos son:
Pablo Canalís. Hace 42 años nacía este geólogo, educador infantil y músico autodidacta. Lleva más de 20 años sobre los escenarios y ya en el 95 se metió en la música con el bajo eléctrico, instrumento del que se ocupa en Otus Scops, además de la voz y la percusión. Nominado a los premios AMAS varios años consecutivos y ganador de este galardón al mejor bajista asturiano en 2012, ha publicado 3 discos oficiales con su anterior banda, Senogul, desde el 2002, además de haber participado en 2009 en el XII Festival de Música Antigua de Gijón, ha publicado otros discos con bandas de heavy metal y de folk e incluso un “libro-disco” titulado “folclores imaginarios” en el que trata la música étnica de los 5 continentes, actualmente sigue investigando sobre el origen, distribución y usos tradicionales de algunos instrumentos, una persona realmente interesante y al que recomiendo seguir. Tenéis más info en: www.pablocanalis.es
José María “Pipo” Rodríguez. Corría el año 1974 en la localidad de Luarca, cuando vino al mundo este guitarrista, vocalista y showman, más conocido en el rock n´roll asturiano como Pipo Rodríguez, debuta con 12 años en “La Lira” la banda municipal de su pueblo, en los años 90 se siente atraído por la música popular y empieza a tocar el bajo eléctrico y a cantar en varios grupos, entre los que destaca la formación naviega BH Rockabillie blues, ganadores en 1993 del premio 40 principales. En el 2001 forma CALCIO-20 en donde se desempeña como guitarrista y voz solista. Este grupo ha auto producido un disco en 2011 y efectuado giras por toda Asturias acumulando más de un centenar de buenos conciertos. También ha formado parte de la charanga “El Compango” durante 6 años. Colaboró con multitud de grupos asturianos, desempeñándose como bajista en Pólvora, nada menos, que con el Ex de los Stukas, César Blanco, y en el grupo de Gijón “La mala uva” como guitarrista. Ya en el 2012 empieza en Otus Scops haciendo uso de las guitarras (acústica y eléctrica) y la voz.
Jorge Rodríguez. Batería y percusionista de 34 años, también originario de la localidad de Luarca, es el más joven de la formación pero no es por ello menos profesional, y ahora entenderéis porque, en 1992 ingresa en la banda de música de su pueblo, y desde entonces no ha dejado de crecer y formarse como músico, ha estudiado percusión en los conservatorios de Luarca, Gijón y Oviedo, hasta obtener, nada menos, que el grado superior en esta modalidad. Estamos hablando de un músico que ha sido formado por maestros de la talla de Horacio “el negro”, Salvador Niebla, Paco García, Gregg Bissonette, Nick di Virgilio o Carlos Carli, entre otros. Tiene formación de repertorio orquestal, jazz e improvisación, y ha participado en concentraciones orquestales dirigidas por los más grandes directores internacionales. Con una dilatada carrera musical ya a sus espaldas, ha tocado en multitud de grupos destacando en Escuela de odio y en Farrokh B. A esto sumémosle 10 años en diversas orquestas de baile e incluso los conciertos de una gira con Mario Álvarez (ganador OT 2009) es lo que se conoce como un músico todo terreno. En Otus Scops se ocupa desde el 2012 de la batería, obviamente, pero también de los bongos, el cajón e incluso el ukelele.
Hechas las presentaciones, os resumo brevemente la trayectoria de la formación, ya como Otus Scops, ya que en 2014 dan a luz a su primer trabajo, titulado “El sonido del mar” este disco fueron 20 cortes, mayoritariamente instrumentales, en el que recuerdan de una manera original varios grandes clásicos de la música nacional como “Sor citroen”, el tema de cabecera de “El hombre y la tierra”, “Hilos de seda” o “La leyenda del tiempo” (compuesta por Ricardo Pachón e interpretada originalmente por el inigualable Camarón).
Evidentemente tenía que haber sitio también para algunos clásicos míticos de la música “surf” como “Wipe out” o “Pipeline” e incluso una composición propia llamada “El solitario” de la que se llegó a grabar un videoclip inspirado en el famoso “Cine Quinqui” de El Pirri, El Jaro, El torete o el Vaquilla, este videoclip ha estado nominado en 2015 en los premios AMAS de la música asturiana.
El repertorio en los directos de Otus Scops abarca estas canciones, así como otras de artistas tan dispares entre sí como Carlos Santana, Los Chunguitos o Link Wray eso sí, llevadas al terreno instrumental. Como decía antes, son muy recomendables sus directos donde además de la buena música no faltan nunca las caracterizaciones y los monólogos. Otra razón para no perderse sus conciertos es que a día de hoy y como formación, llevan más de un centenar de conciertos a sus espaldas, en todo tipo de locales y eventos, algunos de ellos constituyentes de hazañas únicas y memorables como un concierto que hicieron en 2016 en la cubierta de un pesquero en el Puerto de Vega, capeando el temporal y amenizando la fiesta local, en otra ocasión estos intrépidos muchachos llegaron a tocar más de 5 horas sin descanso sobre un camión recorriendo calle por calle una localidad naviega… evidentemente en la comarca, cuando hay fiestas especiales, este grupo siempre es muy solicitado.
Han sido nominados en el año 2015 a los premios AMAS de la música asturiana en dos categorías: mejor videoclip (EL solitario) y grupo revelación en 2014.
Pues bien, en septiembre del 2017 lanzan este disco que yo hoy tengo en mis manos y del que os quiero hablar, llamado “Rock Canalla” en una clara declaración de intenciones, a diferencia de su primer álbum, en este disco predominan las composiciones del propio grupo y tan solo incluye una versión. Ha sido grabado en los estudios Tutu de Corvera, por Sergio “Tutu” y Sergio Díaz, los coros y otros efectos sonoros, fueron grabados por el propio Pablo canalís en los estudios Kuoadra, y además de la participación de los 3 protagonistas antes mencionados, el disco cuenta con un magnífico elenco de colaboradores de lujo, como el saxofonista ex de Ilegales Juan Flores, el multinstrumentista Ángel Ruíz o el percusionista Sergio G. Pevida entre otros.
A continuación iremos desgranando el álbum y paladeando todas las canciones para hacer una reseña lo más completa posible, pero tras una primera escucha mientras conducía hacía casa puedo decir que las canciones se mueven entre el rock más abrasador y contundente y el pop melódico, con multitud de guiños al funk, jazz, swing etc… dándole frescura y variedad. La primera impresión que da el disco son claros recuerdos a los Beach boys, a Dick Dale, The Shadows y a los míticos Straitjackets por momentos, y mayoritariamente a la música californiana de los años 50, el disco está dotado de pasajes jazzísticos bien compaginados con momentos del rock and roll más auténtico, riffs de guitarra chuckberrianos, y como todo grupo surf que se precie, las líneas de bajo son potentes, limpias y bien temporizadas, llevando el peso de la estructura melódica en la mayoría de cortes, todo ello aderezado con la música de unos colaboradores de primera, que sin duda, tienen mucho peso en el resultado final del disco.
La portada es en mi opinión, un gran acierto, es un dibujo, con el mítico estilo ilustrativo rockabilly, un poco entre el old school y el aura de las películas de terror de serie B de los años 70, es obra de Abel Veigaink, así como el diseño gráfico corre a cargo de Pedro A. Menchaca.
La primera de las 10 canciones, lleva por nombre “Sellfish farm” que en español quiere decir algo así como cetárea, digamos que este corte de 1:48 de duración es una pequeña introducción al disco, una melodía de ukelele y steel guitar con la voz de Pablo Canalís recordando un poco la profundidad del gran Johnny Cash. En este tema encontramos la primera colaboración del disco al ser Ángel Ruíz el encargado de la steel guitar.
Cambiamos de tercio con “Van Helsing”, y digo cambiamos porque aquí empieza el verdadero espectáculo, probablemente el tema más agresivo del disco, empieza con una contundente línea de bajo y una batería muy dinámica, van progresando estructuras melódicas “canallas” con la integración de Juan Flores al saxo que realm
ente se luce en la parte final de la canción con un solo magnífico, muy buen tema que bien podría ser la B.S.O de alguna película de terror de serie B de las que hablábamos antes. En este tema encontramos más aportaciones que la de Juan Flores, ya que Fernando Oyagüez ocupa el theremin y Chez García aporta los teclados.
“Pumpkin blood”, en esta canción nos volvemos a encontrar de primeras una línea de bajo bien temporizada y firme, la melodía de la guitarra evoca por momentos a la música popular, y al rock and roll más genuino a partes iguales. Mediada la canción vuelve a hacer su aparición Juan Flores al saxo dejándonos una parte final muy cañera. De momento bien, me apetece ver que sigue.
“Barón Samedi”, así es como se llama el cuarto corte, era una entidad del vudú haitiano que solía aparecerse en los cruces de caminos. Esta canción empieza con una intro en la que sobre unos sonidos de misterio, Gustavo A. Rico recita unas palabras en inglés con voz de ultratumba, esta intro tiene una duración de algo más de un minuto, que personalmente se me hace un pelín aburrida, la buena noticia es que tras un silencio asoman unos punteos de guitarra que avisan de lo que va a pasar inmediatamente, y es que todo el grupo se arranca otra vez de la manera más contundente, dejándonos a partir del minuto 2:10 un genial solo de guitarra eléctrica a cargo de Pipo Rodríguez que nos hará tele transportarnos al condado de Orange, al sur de California.
Llegamos ala mitad del disco animados y nos encontramos a “Natalia”, así se llama la quinta canción en la que estos intrépidos muchachos despliegan con humor e ironía su rock más canalla, Pipo Rodríguez ocupa la voz principal en este tema, siendo Pablo Canalís el encargado de los coros, con esta canción quedan en bien visibles las influencias que estos chicos tienen de grupos como los Beach Boys o los Ilegales.
“El baile de los vampiros”, una de las mejores canciones del disco sin duda, a ritmo casi de bolero y cargada de percusión latina, este corte en el que participan nada menos que 6 colaboradores, tiene dos partes diferenciadas, primera como decimos casi un bolero con ,una vez más, preciosa línea de bajo. Progresivamente se integran los instrumentos de cuerda conjugando una melodía preciosa. A partir del minuto 2:41 se hacen notar los instrumentos de viento y Juan Flores vuelve a lucirse con otro final de canción muy bueno.
El séptimo tema de este disco se llama “Canalla” es una canción de puro rock and roll clásico bailable, en el que vuelve a destacar un bajo potente y preciso, la batería acompañando milimétricamente y un solo de guitarra eléctrica pasados los dos minutos de grabación que hará mover la pierna a más de uno.
Octava pista y nos encontramos la primera y única versión de este álbum, es una adaptación de “Dame veneno” de los chunguitos, precedido por un trocito de “Entre dos aguas” del gran Paco de Lucía, tocada con el bajo. De la versión de “Dame veneno”, diré que a pesar de ser instrumental no se
echa en falta un cantante ya que el sonido limpio y reverberado de la guitarra de Pipo Rodríguez, al más puro estilo “Hank Marvin” dibuja las melodías haciendo que la guitarra haga casi de voz solista en algunos compases. A pesar de ello si se arrancan a cantar a coro hacia el final de la canción. Una vez más Juan Flores acompaña al grupo con su extraordinaria forma de tocar el saxo.
Se está terminando el disco y me da pena, pero antes todavía podemos disfrutar del tema “Guacamole” en el que en otro cambio de registro nos regalan una canción con toques de blues y cambios a ritmo de Ska, y aunque suene redundante debo decir otra vez que Pablo Canalís hace un trabajo fenomenal con el bajo en este tema.
Décima y última canción de este segundo trabajo de Otus Scops, la canción se llama “La perla” y además de los 3 protagonistas, en ella participan Chez García a los teclados y Ángel Ruíz con el banjo, la canción es dedicada a una abuela de José María “Pipo” Rodríguez, quién además canta en esta mezcla de swing melancólico con toques de esperanza, bonita forma de cerrar el álbum.
Y hasta aquí este “Rock Canalla” de Otus Scops, el grupo ya está trabajando en un nuevo álbum en el que además de temas propios grabarán algunas de las versiones que más gustan al público en sus directos. Lo que ellos están buscando es explorar nuevos terrenos y crecer como músicos y también como personas.
Si tenéis ocasión no os perdáis sus directos porque seguro que merece la pena, por mi parte nada más, espero que os podáis hacer una idea más o menos clara de lo que es el álbum, por mi parte he intentado explicarlo lo mejor posible. Un saludo a todos y hasta la próxima.