El miércoles 29 de julio comenzó lo que fue la 17 edición del festival Resurrection Fest que se celebra todos los años en Viveiro, un precioso pueblo Gallego.
Después de recoger nuestras acreditaciones entramos en el recinto sobre las 19h de la tarde y nos acercamos al Ritual Stage pues estaban tocando Serrabulho, una banda Portugesa de metal extremo con toques cómicos. La armaron bastante bajo el sol con unos buenos pogos e incluso organizaron lo que parecía una carrera de campo a través en la que participaron cientos de jóvenes. No estuvo nada mal para entrar en calor. A las 20:35h nos acercamos al escenario principal pues era el momento de ver a Bleed From Within, una banda de Death-core que descubrí hacía varios años en un festival
de death metal en Coruña. La joven banda escocesa salió a escena con mucha energía y un buen sonido. Su frontman Scott Kennedy sabe como conquistar al público y no tardó mucho tiempo en hacerlo bajándose a cantar con sus seguidores y tocando temazos como Levitate o The End of All We Know. Nos dejaron con un buen sabor de boca. Justo cuando iban a empezar Allien Weaponry tuvimos que salir del recinto y en esos momentos cayeron unas gotas y aprovechamos para dejar todo listo y aprovisionarnos con todo lo necesario para disfrutar al máximo del festival. Cuando acabaron los de Nueva Zelanda que por lo que escuchamos se marcaron un buen directo nos preparamos para ver a Bullet for my Valentine. Esta banda galesa que había sido apadrinada por Metallica ya lleva encima una larga trayectoria con 6
álbumes de estudio y varios directos y eps a sus espaldas. Es una banda que recolecta gran cantidad de fans ya desde sus comienzos y supieron mantenerse. Era la tercera vez que tenía la suerte de ver su directo y creo que fue la que más me gustó. Salieron a escena con Your Betrayal y si ya nos atraparon con ese temazo con el siguiente nos conquistaron, nada más y nada menos que Waking the Demon. Siguiendo con temas como Piece of Me o The Last Fight en los que vimos muy en forma a Matt Tuck cantando mejor de lo normal. El final de su show con dos temones como Tears don't Fall y mi favorita Scream Aim Fire fue el mejor regalo de esta ya no tan joven banda hacia todos los oyentes que allí estábamos disfrutando como críos. Después de este gran bolazo tanto en sonido como en ejecución venían los grandes de la Warm
Up Party, los Deftones. Veníamos de verlos una semana antes de tierras francesas y sabíamos más o menos a lo que nos enfrentabamos. Deftones era una de las bandas más deseadas por los asistentes y el Resurrection Fest después de varios cambios en el cartel por el rollo del Covid había conseguido traerlos a Galicia. Los de Sacramento ya llevaban por Viveiro desde el día anterior y ya habían degustado buena comida y buen vino, así que se les notaba contentos. Comenzaron su directo con Genesis y Rocket Skates, pero fue la tercera la que empezó a animar a la multitud, la mítica Be Quiet and Drive seguida de una de mis preferidas, My Own Summer (shove it) en la que todos gritamos. Fueron tocando temas que no podían faltar como Digital Bath, Around the Fur o Head Up, temas que para mi gusto son más potentes que los de sus
últimos álbumes que son un poco más melancólicos. Los músicos lo estaban haciendo muy bien, sobre todo el sustituto de Stephen Carpenter con el letrero en su guitarra "Hi Mom" al que se le veía disfrutar como si fuese su primer show. Quizás al que más bajo de forma vi esa noche fue a Chino Moreno que a veces no llegaba claramente a los tonos, pero realmente Deftones es una banda de la que tampoco me esperaba el concierto de mi vida porque son lo que son, una banda que aunque muy famosa salió del Underground y se dedican a tocar de verdad, sin mentiras por detrás. Quizás Chino estuvo mejor en el Hellfest, pero claro, en Francia no hay una comida tan buena como la de Viveiro. Pese a lo que diga mucha gente los deftones estuvieron muy bien y sobretodo cerrando con temazos como Change (in the house of flies) y 7 words.
El jueves 30 entramos al recinto para ver a los reyes del metal brasileño Sepultura. El cuarteto se presentaba en el Resu sin Andreas Kisser, ausente debido a problemas familiares. Pese a ello su concierto obtuvo una gran respuesta por parte del público, que pudo disfrutar de clásicos de la época Cavalera y de temas de la era de Derrick Greene. Eloy Casagrande demostró otra vez que es uno de los mejores baterías de la actualidad y que hace que la banda suene muy potente en directo con temas como el apoteósico Roots Bloody Roots, con el que cerraron el concierto. Vomitory se presentaban con su Death Metal en el Ritual Stage. El sonido no fue del todo bueno, pero no impidió que los fans del sonido sueco disfrutaran su actuación. De nuevo en el escenario
principal Opeth gozaron como siempre de un gran sonido, mezclando canciones de sus últimos discos con temas como la infalible Deliverance, con la que culminaron su show. Los franceses Benítez tomaron el Ritual con su Brutal Death Metal y ofrecieron un directo lleno de brutalidad y rapidez a
ritmo de Blast Beat. Después del caos extremo que nos generaron Benigted llegaba la hora de ver a los reyes del festival, Judas Priest. Los Judas viven una segunda (o tercera) juventud. En los últimos tiempos Richie Faulkner se ha convertido en un pilar para la banda en directo y Rob Halford está en su mejor momento vocal en años. Abrieron su concierto con la rescatada One Shot at Glory y siguieron desgranando clásicos, siendo Lightning Strikes el único tema de su última época que pudimos oír. En esta ocasión no tuvimos a Glen Tipton
sobre el escenario, pero pudimos ver un show donde Halford dosificó la voz para brindarnos grandes interpretaciones de todas sus épocas. Muy grandes los Judas. En el Ritual Stage tuvimos una doble dosis de Black Metal con Dark Funeral y Numen, estos últimos nos dieron un intenso concierto lleno de intensidad, rapidez y mala hostia. En el Chaos Stage tuvimos a Morning Again que descargó su repertorio sobre un público entregado y una inesperada ( y no muy lograda) versión de Refuse / Resist de Sepultura. Hamlet cerraron la sesión del jueves con un directo basado en sus álbumes Revolución 12.111 e Insomnio. Gozaron de un sonido impecable y obtuvieron una gran respuesta por parte del público, que coreó clásicos de la banda como Jodido Facha o Torturavisión.
El Viernes 1 entramos en el recinto sobre las 18:00h de la tarde y aunque íbamos directamente a ver a Caliban, al pasar por el Desert estaban tocando Totengott, un trío asturiano muy doom que estaban sonando a gloria a esas horas de la tarde. Estuvimos viendo unos cuantos temas que nos llenaron de oscuridad hasta que fuimos a coger un sitio cercano a la mesa de sonido para ver a Caliban en el Main. Sobre las 18:40 los metalcoreros alemanes salieron a escena con mucha energía. Durante su hora de actuación sonaron temas como Dystopia, We Are the Many o Sonne, la versión que hacen de sus paisanos Rammstein la pusieron con las manos en alto a toda la audiencia.
También tocaron Dein R3ich en la que el carismático Andy nos invitó a hacer coros en alemán, cosa muy difícil para nosotros. Quizás para mi gusto estaban faltando temas más míticos, pero justo en ese momento empezaron a sonar las primeras notas de mi canción favorita de la banda y que iba a cerrar el set de su actuación, nada más y nada menos que Memorial. Todo iba de perlas hasta que llegó la parte más gloriosa de la canción, su potente breakdown.
Justo cuando todos íbamos a gritar Memorial y a pisar el suelo con fuerza todo se paró, no había sonido. La banda se quedó atónita mirándose unos a otros como...wtf?. Al principio se me pasó por la cabeza que podría ser preparado por la propia banda para luego arrancar y volvernos a todos locos, pero en cuanto vi la cara de Andy bebiendose una cerveza de un trago y a los demás miembros repartiendo púas y baquetas me di cuenta e que ese arranque nunca iba a tener lugar porque había habido un parón eléctrico que les obligó a no terminar su gran show como tendría que haber acabado, pero bueno, son cosas del directo. Aún así me pareció un buen directo de los alemanes.
Lo siguiente que íbamos a ver era una banda aplastante de metal extremo, los madrileños Thirteen bled Promises. Le tengo mucho cariño a este quinteto ya que dos de sus miembros, en concreto Javi Cosmea y Dario son compañeros míos en Cathexia, así que fui a disfrutar del show en primera fila. Salieron a escena con gran poderío y sonando mejor y mejor a cada minuto. Hubo de todo lo que se puede pedir en un show de metal extremo, headbanging, blasbeats, breackdowns, circlepits y un buen bozarrón. Thirteen Bled Promises son una banda que con los